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Al Liverpool le urgía ganar para allanar el camino al título, y lo hizo. Los goles de Arnold, Salah, Fabinho y Mané dieron tres puntos vitales a los "Reds", que ahora están más cerca que nunca de ser campeones de la Premier League. Si el Manchester City pierde o empata hoy contra el Chelsea o el Liverpool le gana en la siguiente jornada, habrá un nuevo vencedor.
El equipo:
Después del empate en Goodison Park, Klopp decidió confiar en su once habitual. Volvieron, por lo tanto, Robertson, Wijnaldum y Salah. En el banquillo la novedad fue la entrada de Curtis Jones. Con su entrada en el minuto 74, Neco Williams debutó en Premier League.
Cambios: "64" Chamberlain por Henderson, "74" Williams y Minamino por Arnold y Firmino y "84" Keïta y Elliott por Mané y Robertson.
Crónica:
El Liverpool llevó, durante todo el partido, las riendas ofensivas. Wijnaldum y Henderson intentaron abrir la lata, pero sus tiros no fueron entre los tres palos. Hubo que esperar hasta el minuto 22 para ver el primer gol: una falta lanzada por Alexander-Arnold voló hacia la escuadra izquierda de Wayne Hennesey, que no pudo detener el trallazo.
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Sólo cinco minutos después, la ventaja pudo verse ampliada en una doble oportunidad de gol. Robertson centró al área mediante un libre directo, Hennessey despejó mal y Henderson remató de volea. Su tiro se estrelló en el palo y el van Dijk, que recibió el rechace, volvió a intentarlo, pero la defensa despejó a córner.
Cuando se acercaba el descanso, Fabinho realizó un pase al hueco exquisito para Salah. El balón sobrepasó a van Aanholt, y el delantero egipcio finalizó a la perfección. 0-2.
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Ya en la segunda parte, Fabinho hizo una nueva genialidad para marcar el tercer gol. Esta vez el brasileño disparó directamente a puerta desde fuera del área con un potente cañonazo. Partido impecable del "3" del Liverpool.
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El último gol de la noche fue obra de Sadio Mané, que recibiendo en carrera un pase de Salah, definió a la perfección.
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Así, aunque el escenario haya cambiado sustancialmente sin aficionados, el Liverpool hizo lo que mejor sabe hacer en Anfield: ganar. Y lo hizo con contundencia y dominando enormemente: el Crystal Palace no pisó el área de Alisson. Ayer se dio un paso de gigante para levantar el trofeo de campeón.
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